Hoy, domingo 9 de marzo, adelantaremos nuestros relojes una hora (o, como sucede con nuestros dispositivos inteligentes, nos despertaremos con ellos ya ajustados). Ya sea por frustración, falta de sueño, problemas de salud o quejas personales, el cambio de horario enfrenta una resistencia cada vez mayor, y algunos estados están considerando eliminarlo por completo. El horario de verano es independiente de nuestro cambio de hora. Se refiere al horario que usamos en primavera y verano, mientras que el horario estándar se usa durante el otoño y el invierno. Acabamos de cambiar al horario de verano.
El horario de verano se creó originalmente para ahorrar energía. El Departamento de Defensa de los Estados Unidos explica que se implementó en 1918 mediante la Ley de Horario Estándar. A través de esta ley, el horario de verano permitió a las personas trabajar más durante el día, ahorrando costos de energía durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la idea ya existía desde siglos antes de que el Departamento de Defensa se involucrara. En 1784, Benjamin Franklin, presentó la idea a través de un ensayo satírico en el Journal de Paris. Sugirió que los parisinos deberían despertarse más temprano para aprovechar más la luz del día permitiéndoles trabajar y ahorrar combustible para las lámparas.
Más de cien años después, se propusieron propuestas más serias para modificar el horario. George Hudson, un entomólogo (científico especializado en insectos) y William Willett, un golfista, idearon estrategias para extender las horas de luz diurna y tener tiempo para sus intereses respectivos. En 1895, Hudson propuso una reducción de dos horas en el reloj y, como resultado, se le atribuye el mérito de haber inventado el horario de verano.
En un mundo posterior a la Ley de la Hora Estándar, el sistema de cambiar nuestros relojes dos veces al año se ha implementado plenamente, pero con consecuencias no deseadas. Según Johns Hopkins, cambiar nuestros relojes altera nuestros ritmos circadianos, o nuestro reloj corporal interno, que es sensible a la luz del día. Estas alteraciones circadianas pueden conducir a un mayor riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Un estudio realizado por Business Insider concluyó que solo el 21% de los estadounidenses quiere seguir cambiando la hora dos veces al año. Por lo tanto, si existen problemas de salud asociados con el cambio y poca gente quiere mantenerlo, ¿por qué no podemos deshacernos de él? Un factor que impide cualquier cambio es decidir si se debe utilizar el horario estándar o el horario de verano de forma permanente. Sin un consenso popular sobre qué horario utilizar de forma permanente, los políticos responsables han tenido dificultades para tomar decisiones. Por lo tanto, a pesar de que la mayoría de los estadounidenses quieren ver un cambio, el cambio de horario aún sigue aquí.
Quienes prefieren el cambio de horario de verano resaltan los beneficios para nuestra salud y nuestra economía. Con más horas de luz después del horario laboral tradicional, la gente puede dedicarse a actividades físicas recreativas con mayor facilidad. También libera tiempo para que la gente haga compras y contribuya a la economía. Se registran menos accidentes de tráfico durante el día que cuando la gente conduce de noche, lo que sugiere que el trayecto a casa es más seguro.
Sin embargo, también hay aquellos que defienden la hora estándar. La luz solar que dura más hasta anochecer significa que el sol se pone más cerca de la hora de dormir de muchas personas y sale después de que se despiertan, alterando los ciclos del sueño. Con el aumento de las compras en línea, las personas también argumentan que no es crucial para la economía que las personas tengan horas de luz para hacer compras después del trabajo.
No sabemos cuánto tiempo seguiremos divididos ni cuándo habrá una solución definitiva para el cambio de horario. Por lo menos, este debate puede ser un recordatorio de que el tiempo es relativo y que el horario empresarial no es real. ¡El único tiempo que importa es el presente! Puede que dependa de nosotros priorizar la actividad y dormir bien, sin importar lo que diga el reloj.
Haley Whitley es una naturalista de Walking Mountains que se olvida de adelantar el reloj de su coche hasta que llega el momento de atrasarlo nuevamente.